domingo, 14 de noviembre de 2010

SIMON RADOWITZKY Y AQUEL 14 DE NOVIEMBRE



Simón Radowitzky reacciono dentro de un contexto histórico para luego ser acrónico estar en bocas de todo el mundo que conociera su accionar. Pero esa opinión puede llegar a quedar corta si a la vida de Simon le atribuimos solo la acción directa contra falcón. La vida y obra de  este anarquista no pasa por eso. Sino que se extiende a partir del abrazo eterno que le dio a los ideales de la anarquía.
Ideales que podrían haber quedado atrás después del  ajusticiamiento, pero no fue así.
Consciente del peso de toda acción y de su enérgica voluntad,  su acto individualista parece ser contradictorio para quienes no comprenden este pensamiento. Decir basta a los atropellos significaba morir por sus compañeros y pensar por sobre su vida lo demostraba.
El 14 de noviembre, Radowitzky preparó un artefacto explosivo casero, y lo arrojó dentro del vehículo que conducía a Falcón, unánimemente considerado responsable de las muertes de los obreros dentro de lo que se conoce como la semana roja. La explosión hirió de muerte al coronel y a su secretario privado, Alberto Lartigau.
Perseguido por las fuerzas de seguridad mientras huía, Radowitzky intentó suicidarse a pocas calles del lugar de la explosión, disparándose al pecho con un revólver que portaba. Al acercarse los policías, gritó Viva el anarquismo!. Sobrevive y luego es condenado.
 21  años de prisión  en dos de las más terribles cárceles; la Penitenciaria Nacional  y la cárcel de Ushuaia, las golpizas reiteradas, la tuberculosis, los aislamientos a pan y agua en el mismo infierno, incluso la violación no callaron su voz de libertad.
Motines, fugas, asambleas, huelgas de hambres, protestas contra el sistema carcelario daban la certeza de que Simon no seria un “hecho” sino varios.
El 14 de abril de 1930, Yrigoyen —que 14 años antes, antes de su primera elección como presidente, había prometido a una delegación anarquista indultar a Radowitzky— cumplió con demora su palabra, y le concedió el indulto. Sin embargo, por el mismo documento lo condenó al destierro. Burocracia, papeleo idas y vueltas, arresto domiciliario intentaron consumirle su convicción sin éxito.
Con el inicio de la Guerra Civil Española, Radowitzky decidió sumarse a las Brigadas Internacionales en el frente de Aragón combatió con la 28 División de Gregorio Jover, compuesta principalmente por anarquistas. Tras la victoria del bando franquista, atravesó los Pirineos y fue internado en el campo de Saint Cyprien.

Abandonó Francia para trasladarse a México, donde el poeta uruguayo Ángel Falco, cónsul de su país en la ciudad de México, le proporcionaría empleo en la legación. Editaría revistas para el movimiento y trabajaría en una fábrica de juguetes hasta el 4 de marzo de 1956, cuando un ataque cardíaco acabó con su vida.
 La vida de Simón fue amplia herrero, jornalero en una metalúrgica, mecánico, juguetero.
Pero por sobre todo mártir, entendiéndolo como una persona que dio su vida por un ideal; la anarquía, por sus compañeros quienes lo consideraban un santo…
Reducir a una persona, en este caso a Simón por un solo hecho seria eternizarlo en las cárceles del olvido; quienes lo condenarían serian los pensamientos de la ignorancia. Por eso recordamos a Simon Radowitzky no como un hecho sino como varios.
Siempre serás una historia de valor y convencimiento inquebrantable!!!
Por Simón !!!!!
Por la anarquia!!!!!!!!!!!!!



lunes, 8 de noviembre de 2010

“Sonría lo estamos filmando”


Desde hace poco más de un mes el centro de Tucumán goza con el despliegue de tecnología que se puede observar en la planta baja del ex – hotel Corona, donde funciona el moderno e impresionante centro de control de cámaras de la Policía de Tucumán. Además, durante este tiempo, la plaza Independencia fue testigo de la mega compra de patrullas que el gobierno provincial realizó. Ante tamaña inversión en tecnología y equipo, suponemos que podemos esperar para los próximos meses un drástico descenso de la criminalidad, ya que seguramente los efectivos altamente capacitados de la Policía de Tucumán sabrán sacar provecho de las nuevas tecnologías y equipos, en su permanente lucha contra el delito…
Eso si verdaderamente tal fuera el fin de los nuevos equipos, pero la experiencia demuestra que: la real causa de la criminalidad no es atacada por el mero hecho de que los policías cuenten con potentes cámaras, más autos patrullas y mejores armas… o porque haya un mayor número de “pitufos” deambulando por las calles a toda hora. En realidad, dichas medidas son algo así como querer calmar el hambre de los hambrientos cortándoles el pescuezo, según reza una antigua canción infantil. Y es que la causa real de la mayor parte de los delitos es social, y por ello de la compra de equipos para la policía se queda corta por todos lados, frente a una problemática que el gobierno niega con su accionar criminal.
A Alpedovich (y sus antecesores, así como todas las administraciones nacionales), no le importa la suerte de la mayor parte de los tucumanos (cabría preguntarse, sí a alguno de cuantos ocupan puestos de poder, le interesa el destino de alguien que no sea él mismo) que viven en condiciones de extrema pobreza, cuando no de completa indigencia. Siendo esta la situación, es dado pensar que la “mega inversión en equipos” de la Policía es una táctica de distracción, que busca alejar la atención del público de esta doble realidad: 1) las patrullas y las cámaras no están para controlar el accionar de los verdaderos delincuentes (que están dentro de la casa de gobierno, la legislatura, los tribunales, las iglesias y las comisarias), sino de los ciudadanos en general y de los pobres en particular, y su finalidad es el control y la represión social; 2) que poco y nada hacen por cambiar las causas que producen la delincuencia: como la pobreza, la falta de educación real, laica, científica y pública; o la carencia de trabajo digno y permanente.
Ahora bien, si al José no le interesa resolver las causas reales que generan la delincuencia, como la injusticia social que creada por el modo capitalista de producción y su brazo armado, el Estado (nacional o provincial), pero aun así invierte en “tecnología de seguridad”, podemos estar seguros que es para “proteger” sus intereses (o sea los de los ricos y del gobierno) y no nuestros intereses, los de los ciudadanos. Eso significa que, la próxima vez que congelen los fondos de las personas en los bancos (como durante “el corralito”), o los sueldos sean reducidos (como ocurre en la actualidad de modo encubierto por el incremento de la inflación), y usted quiera exigir, para usted y sus hijos: PAN, TRABAJO, JUSTICIA Y EDUCACIÓN; ellos, José Baba y sus 40 ladrones, lo van a estar esperando, con sus patrullas nuevas, las cámaras y un garrote bien largo…
SONRÍA, ELLOS NOS ESTÁN FILMANDO